En otras ocasiones he hablado sobre la enorme cantidad de información que está disponible. Nunca antes en la historia las personas habíamos tenido a nuestro alcance una mayor cantidad de datos. Esta revolución de la información ha implicado, por supuesto, riesgos; sin embargo, no podemos olvidarnos del enorme potencial que la disponibilidad de datos tiene para resolver problemas públicos.
La revolución de la información puede - a través de la colaboración entre distintos sectores de la sociedad - encontrar soluciones a problemas colectivos. Aún así, la posibilidad más poderosa de los datos está en su capacidad para que generemos nuevas ideas y nuevas preguntas que nos ayuden a transformar nuestras sociedades. Para The Economist, los datos son el recurso más valioso en la actualidad y su valor e importancia en nuestras vidas solo seguirá creciendo: para 2020 se calcula que habrá 50 mil millones de sensores y aparatos conectados a Internet ¿Se imaginan la cantidad de información que esto implicará? Solo para este año , se estima que se crearán 40 zettabytes de información - esto representa 33 veces la cantidad de datos generados en 2009.
Las áreas en las que los datos podrían ayudarnos a resolver problemas públicos - o que ya lo han hecho - son muchas, aquí hay solo 3 ejemplos:
Para reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres: organizaciones como el Open Data Charter han señalado que los datos sobre salarios con los que se cuenta actualmente no tienen el suficiente nivel de desagregación para ser útiles en la comprensión de los factores que ocasionan la brecha salarial de género, y por tanto, para impulsar políticas públicas que permitan modificar las conductas de los/las empleadores/as y/o los elementos estructurales que han impedido la eliminación de la brecha salarial. Contar con información desagregada y transparente en este rubro podría ayudar a los gobiernos y empresas a cerrar la brecha.
Para mejorar los servicios de salud: la enorme disponibilidad de datos en materia de salud - particularmente en países con sistemas públicos como Canadá y México - podría ayudar a incrementar la eficiencia del cuidado, a monitorear mejor las epidemias emergentes; perfeccionar la toma decisiones clínicas y la gestión de los riesgos; y proveer de cuidados médicos personalizados cada vez más eficientes.
Para acciones de prevención durante desastres naturales: en 2015, en el contexto de la emergencia por el Huracán Patricia, el Gobierno Federal y aliados de sociedad civil publicaron en el portal de datos, 38 bases de datos estratégicas que permitieron la elaboración de un mapa con las zonas declaradas en emergencia, la ubicación de los albergues, y otra información relevante. Este mapa tuvo 500 mil visitas en 48 horas en gob.mx, y fue clave para la prevención y respuesta oportuna ante la emergencia. Por otro lado, después de un tifón en 2015, el gobierno de Filipinas y la Organización Internacional de la Migración unieron esfuerzos y datos, para identificar las zonas más afectadas, algunos de ellos hospitales gravemente dañados. Gracias a los datos y a la acción de gobierno y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), se pudo priorizar el envío de ayuda y provisiones de emergencia a esas áreas.
Es claro que los datos pueden generar soluciones e innovaciones que impacten de manera positiva el bienestar colectivo. También es claro que en el desarrollo de las mismas, tanto entidades públicas como privadas, deben de tener en cuenta tres consideraciones vitales: la privacidad y la protección de datos personales; la seguridad y la capacidad para analizar esa información. El acceso a la enorme cantidad de datos disponibles en la actualidad debe de servir no solo para generar riqueza y ganancias al sector privado, sino para transformar la forma en que los gobiernos diseñan sus políticas y resolver problemas colectivos que mejoren el planeta y nuestras sociedades para hacerlas más igualitarias, justas y humanas.
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