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Gobernanza de la Inteligencia Artificial: el poder de decidir nuestro futuro.

En la historia de nuestra especie, pocas cosas han cambiado el rumbo de manera tan radical como el lenguaje, la escritura, la imprenta, la electricidad o internet. Pero ninguna ha tenido el potencial de transformarlo todo —la economía, la política, el cuerpo humano, la conciencia misma— como la inteligencia artificial.


Muchos la glorifican, otros la subestiman y algunos le temen.


Eric Schmidt, ex CEO de Google, lo dice claramente: la revolución de la IA está siendo infravalorada. Está ocurriendo más rápido de lo que la mayoría cree.Former Google CEO, Eric Schmidt on AI


La IA tiene el potencial de aumentar exponencialmente la productividad, rediseñar industrias enteras y ampliar nuestras capacidades cognitivas. No estamos ante una herramienta más, estamos ante una fuerza civilizatoria que puede rediseñar los pilares del mundo. La capacidad de esta tecnología para aprender, razonar y ejecutar tareas complejas con autonomía no es ciencia ficción; es presente.


Yoshua Bengio, uno de los padres fundadores de la IA, en su TED Talk levanta la voz con gravedad: hay riesgos existenciales. The Catastrophic Risks of AI — and a Safer Path | Yoshua Bengio | TED


Nos enfrentamos a un posible escenario de pérdida de control. Sistemas autónomos que aprenden a ocultar información, que podrían actuar con objetivos propios, que ya no respondan a sus creadores. Laboratorios que compiten por avances sin considerar las implicaciones. Una carrera sin freno hacia un destino incierto


El reto no es sólo técnico; es ético, político y humano.


Ambos coinciden en algo: no estamos preparados.


La paradoja es brutal. La IA puede curar enfermedades, acelerar descubrimientos científicos, democratizar el conocimiento, encontrar soluciones a los problemas más urgentes. Pero también puede ser usada como arma, como sistema de control, como catalizador de desigualdades. ¿Quién decide qué IA se desarrolla? ¿Con qué valores? ¿A quién rinde cuentas? ¿A quién beneficia? ¿Quién es responsable de las consecuencias de sus usos?


Necesitamos arquitecturas seguras, límites éticos, una sociedad que comprenda lo que está en juego y sobre todo, una gobernanza global participativa. 


No basta con regulaciones impuestas desde arriba ni con comités cerrados en laboratorios privados. La IA debe ser un proyecto colectivo y colaborativo, con principios claros de transparencia, justicia social, rendición de cuentas y sostenibilidad. Necesitamos construir una conversación pública amplia, informada y democrática, con mecanismos que involucren a la ciudadanía, a las comunidades científicas, a la academia, a los gobiernos y a la sociedad civil.


Estamos en un punto de inflexión. Podemos crear una IA al servicio del bien común —transparente, honesta, supervisable— o dejar que el interés comercial y el poder geopolítico dicten las reglas de un juego que ya no controlemos.


El futuro no está escrito, y ésta es la generación que tiene la responsabilidad histórica de actuar ya y planear nuestro destino. 


X: @alelagunes

Linkedin:@AlejandraLagunes

Instagram: @alejandralagunes_




 
 
 

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