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Hipercompetencias y Supercompetencias: lo que la IA no puede reemplazar

Vivimos en una época de transformaciones tan profundas que los esquemas tradicionales de educación, empleo y liderazgo están quedando obsoletos. La inteligencia artificial ya no es un concepto; es una realidad que redefine industrias, automatiza procesos y está transformando el contrato social. En este contexto, ¿qué habilidades seguirán siendo exclusivamente humanas en un mundo dominado por algoritmos?


En el Foro Económico Mundial se ha hablado de dos grandes grupos de habilidades necesarias para este nuevo paradigma: las hipercompetencias y las supercompetencias. Ambas son esenciales no solo para las personas, sino también para las organizaciones, los gobiernos y las sociedades. 


Las hipercompetencias son capacidades que deben desarrollar los sistemas empresas, instituciones, gobiernos— para ser sostenibles y competitivos en un entorno de cambio constante:

  • Competencia y colaboración

  • Innovación y tecnología

  • Responsabilidad social empresarial

  • Adaptación y flexibilidad

  • Sostenibilidad 

  • Desarrollo del capital humano


Las llamadas supercompetencias son habilidades individuales, profundas, transversales y adaptativas que no pueden ser automatizadas y que resultan esenciales en esta nueva era:

  • Pensamiento sistémico y crítico

  • Adaptabilidad radical

  • Inteligencia emocional y empatía profunda

  • Discernimiento y responsabilidad digital

  • Aprendizaje y desaprendizaje continuo


Durante mi paso por la Presidencia de la República, al frente de la Estrategia Digital Nacional, viví lo que significa liderar un cambio cultural impulsado por la tecnología. No se trataba solo de digitalizar trámites o crear plataformas: se trataba de transformar mentalidades, de demostrar que la tecnología puede ser una herramienta de inclusión, de transparencia y de innovación social. Implementamos políticas públicas que democratizaron el acceso a internet, abrieron los datos gubernamentales y sentaron las bases para servicios públicos más sencillos, más cercanos.Esa experiencia me dejó una convicción profunda: la verdadera transformación digital no es tecnológica, es cultural. Y esa transformación solo es posible si desarrollamos nuevas capacidades humanas: apertura al cambio, pensamiento crítico, colaboración multisectorial, creatividad con sentido social.


En América Latina ya hay ejemplos esperanzadores:

  • Uruguay fue pionero con su Plan Ceibal, garantizando acceso universal a dispositivos y conectividad, y hoy integra  IA en el aprendizaje.

  • Chile implementó una ambiciosa Política Nacional de IA con enfoque en ética, género y derechos digitales, apostando por el talento humano como eje de la transformación.

  • Colombia, a través de su “Ruta STEM+”, impulsa habilidades científicas y digitales desde la infancia, priorizando la inclusión y equidad de género.

  • Brasil utiliza IA en salud pública y justicia social, demostrando cómo la tecnología puede servir al bien común.

  • Argentina capacita a su administración pública en inteligencia artificial, gobernanza algorítmica y transformación digital ética, preparando al Estado para los nuevos desafíos.

  • México, universidades y gobiernos locales han desarrollado laboratorios de innovación cívica donde se cruzan tecnología, ciudadanía y propósito social.


Desde el Senado de la República, impulsé iniciativas que buscan sentar las bases de una legislación ética, sectorial y basada en riesgos para la inteligencia artificial, que garantice los derechos humanos en entornos digitales y promueva el desarrollo de talento con visión de futuro. Y desde ANIA (Alianza Nacional de Inteligencia Artificial), trabajamos para articular a los sectores público, privado, académico y social con un objetivo claro: que México no solo consuma tecnología, sino que la diseñe con valores y para el bien común.

La revolución de la IA no es sólo tecnológica: es cultural, ética y profundamente humana. Nuestro desafío no es competir con las máquinas, sino redefinir lo que significa ser humano en un mundo transformado por la inteligencia artificial.


Ale Lagunes


 

 
 
 

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