El segundo año de trabajo legislativo en el Senado de la República estuvo marcado por la visibilización de una crisis de emergencia climática, y la aparición de otra, la crisis sanitaria por COVID-19. Éstas dos emergencias, aunque en apariencia desvinculadas, han puesto al descubierto no sólo su profunda conexión, sino también la urgencia de transformar nuestras sociedades para hacerlas más humanas, menos desiguales y más sostenibles.
El cambio climático, la deforestación, el comercio ilegal de especies silvestres, la pérdida de la biodiversidad y la sobreexplotación de nuestros suelos y mares impactan en la degradación ambiental y pueden acelerar los procesos evolutivos y provocar el surgimiento de nuevas enfermedades.
La crisis sanitaria, ha profundizado y evidenciado las enormes desigualdades que existen en nuestra sociedad, y ha impactado de formas muy distintas a los sectores vulnerables, comunidades indígenas, a quienes laboran en el sector informal, y a quienes no tienen acceso a Internet y/o las herramientas para utilizarlo.
Descubrimos que es necesario redoblar el paso en aspectos como la cobertura de internet, la ciberseguridad, el uso de datos abiertos y el fortalecimiento de los sistemas de salud y protección social.
Con estas ideas y principios en mente, durante este año legislativo reafirmé mi compromiso con una labor parlamentaria centrada en derechos humanos, tecnología, medio ambiente e inclusión. Temas sobre los que presenté 14 iniciativas y 8 puntos de acuerdo.
De las iniciativas presentadas con anterioridad, quiero destacar 3 propuestas que durante este año fueron aprobadas y que hoy son una realidad.
Paridad en la integración del pleno del IFT y COFECE.
Que nuestro país tenga una Semana Nacional de Ciberseguridad.
Mayor protección de la Vaquita Marina al elevar las sanciones penales para quienes realicen pesca ilegal en la zona de su hábitat.
Hacia el futuro, es urgente proponer cambios al marco legal para poder legislar a distancia, hacer más seguro internet y fortalecer modalidades como el trabajo en casa y los horarios flexibles.
Si hemos puesto atención a lo largo de este año, entonces sabemos que la pandemia de COVID-19 representa una crisis humana, de salud y económica, pero también medioambiental. Una de las lecciones más contundentes de esta crisis ha sido que no hay destinos individuales ni separados, sino un solo destino común para la humanidad y el planeta: nuestras vidas y nuestra salud están profunda e inevitablemente conectadas.
Te invito a conocer mi segundo informe de actividades parlamentarias.
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