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Cincuenta años de Una Sola Tierra

Actualizado: 10 ago 2022

Hace 50 años, en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, un grupo de científicos y ambientalistas declararon 27 principios indispensables para garantizar un desarrollo y uso de los recursos naturales que no comprometa la supervivencia de las generaciones futuras. Sin embargo, tal y como lo vimos en la sátira de la película de Netflix “Don´t look up”, el mundo entero decidió negar esta realidad.


Hoy en día, pasadas otras 50 cumbres, después de firmar cientos de compromisos, acuerdos y tratados; tras establecer metas que hemos sido incapaces de cumplir. La única y desgarradora realidad es que:


  • La temperatura de la Tierra ya aumentó 1ºC (1 grado centígrado)

  • En el Ártico se pierden 279 billones de toneladas de hielo al año

  • El nivel del mar ha aumentado 20 centimetros en los últimos 100 años

  • La acidez de los océanos ha aumentado en 30% desde los inicios de la revolución industrial

  • Existe un parche de basura en el Océano Pacifico que mide dos veces el tamaño de Texas y si seguimos así en menos de 30 años habrá más plástico que peces en el mar

  • Existen 12 millones de especies en peligro de extinción

  • Un tercio de todos los arrecifes del coral del planeta están muertos

  • Hemos perdido el 80% de los bosques del planeta y seguimos dándole, cada día perdemos otros 375 km2 más

  • La producción de carne es la responsable del 41% de la deforestación global


La lista es aún más larga y honestamente, hay poco que celebrar en este Día Mundial del Medio Ambiente. Durante 50 años se ha tratado de hacer conciencia de que solamente tenemos un planeta para habitar y los mismo 50 años consumiendolo a un ritmo como si tuviéramos dos Tierras para sostener a toda la humanidad. El escenario es desolador, tal vez nuestros hijos solo conocerán especies y ecosistemas en el metaverso, tal vez el pescado que consuman estará repleto de metales pesados y microplásticos, es probable que nunca sepan lo que es llevar el parabrisas repleto de insectos, ni lo que es respirar aire limpio o tomar agua de un río prístino.


A pesar de estos datos escalofriantes, muchos científicos y ambientalistas aún son optimistas, aseguran que aún estamos a tiempo de cambiar el rumbo, de detener el calentamiento global, de salvar millones de especies, de recuperar lo perdido y restaurar nuestro planeta. Todo depende de las acciones del presente y si, depende de nosotros poner un granito de arena para que las generaciones venideras gocen de un medio ambiente sano, como es su derecho.


Desde mi trinchera estoy empujando iniciativas para castigar a quienes trafican con especies de flora y fauna en riesgo, para evitar los incendios forestales y tener un mejor control del fuego, para detener la extracción minera a cielo abierto en áreas naturales protegidas y para evitar que se sigan abandonado redes y artes de pesca que pueden ser dañinas para la fauna marina que componen cerca del 30% de la basura que se encuentra en mar. No se si es suficiente, pero lo que estoy segura es que no hay que dejar de luchar por un mundo más justo y más sustentable.

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