El #8M es una fecha en la que año tras año reflexionamos, debatimos, nos agrupamos y recuperamos fuerzas. Un día que resuena con mujeres manifestándose en las calles o en las redes sociales, para las que estamos hoy y por las que ya no están.
La pandemia ha puesto en evidencia que la falta de equidad en nuestra sociedad, es causa de que las mujeres seamos las más afectadas por la emergencia. Se ha hecho más notorio que el trabajo en casa se ha vuelto insostenible, debido a la carga laboral de cada una de nosotras, sumada a las responsabilidades en el hogar y con l@s hij@s y/o adultos mayores que requieren cuidados.
Un estudio realizado en Estados Unidos por la revista académica, Gender and Society, encontró que casi el 80% de las madres han sido las principales responsables de hacer las tareas del hogar desde marzo 2020. También se demostró que el 66% de las madres son quienes se encargan del cuidado de los niños y que tres cuartas partes de las madres informaron pasar más tiempo supervisando el aprendizaje a distancia y remoto, que los padres.
Es un hecho que biológicamente las mujeres y los hombres no somos iguales, pero la equidad no debe ser condicionada al género, todos merecemos contar con acceso a las mismas oportunidades escolares y laborales, a una distribución equitativa de trabajo, así como a un salario igual por un trabajo de igual valor. Es importante que cada vez más voces nos unamos para exigir el ejercicio de todos nuestros derechos como ciudadanos y reconocer que estar en posiciones que son difíciles de alcanzar para otras mujeres, nos da la responsabilidad de ser quienes abramos el camino para otras mujeres y evitemos evitar que los tratos injustos continúen.
Para mí, la constante es continuar procurando y exigiendo la equidad entre hombres y mujeres. Construyamos juntas un tejido social que integre mujeres sororas sobre el que nos apoyemos e impulsemos mutuamente. Eliminemos los estereotipos de género que discriminan y limitan el desarrollo de otras mujeres, si permitimos que las condiciones de equidad se den de manera natural pasarán siglos para alcanzar la igualdad, es necesario que desde todos los espacios seamos representantes de las necesidades de las mujeres y de reclamar nuestro lugar. Solo así, nuestros padres, hermanos, esposos, amigos, jefes, compañeros de trabajo, serán conscientes del espacio que estamos tomando para nosotras y el que queremos para nuestras hijas.
Retomo una frase del libro, Cómo educar en el feminismo, de Chimamanda Ngozi Adichie:
“Tu premisa, la creencia firme e inflexible de la que partes. ¿Cuál es tu premisa?
Tu premisa feminista debería ser: Yo importo. Importo igual. No “en caso de”. No “siempre y cuando”. Importo equitativamente. Punto.”
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