Se trabaja en diseñar la mejor regulación posible para el uso responsable de la psilocibina, psilocina y hongos psilocibes clasificados en la categoría I de la ley de salud
El interés que tengo por el bienestar de las personas, mi preocupación por la crisis de salud mental que estamos viviendo y los actuales retos de la medicina y farmacopea moderna, me han llevado a enfocarme en estos años desde el Senado de la República en el uso de los psicodélicos o enteógenos como alternativas para la salud pública. Mi trabajo se ha enfocado en escuchar, en investigar, en aprender para poder presentar una iniciativa que los despenalice y reclasifique. Sin embargo, en este proceso, los pueblos indígenas abrieron una nueva perspectiva: estas plantas, hongos, animales, contienen una conexión ancestral y ELLOS han sido los guardianes de este conocimiento.
Hoy, y desde 1971, se encuentran clasificados en la categoría I de la Ley General de Salud, los enteógenos, definidos como “sustancias con poco o nulo valor terapéutico, ……”.
La despenalización y la reclasificación de la psilocibina, la psilocina y los hongos psilocibes importa para que finalmente las leyes se alineen con la verdad y se basen en la ciencia. Pero aún una mayor responsabilidad es asegurar que los modelos de salud ancestral indígena persistan. Si he aprendido algo de l@s sabi@s abuel@s de los pueblos originarios es que nuestra salud mental no está separada de nuestra salud física, emocional y espiritual. Somos seres bio-psico-espirituales y estos sofisticados sistemas de salud nos hacen alinearnos con la y nuestra naturaleza.
Para el tejido de esta iniciativa fue crucial la Colaboración Interdisciplinaria: expertos en regulación y políticas públicas, biomedicina, psicología, psiquiatría, activistas, gobierno, poder legislativo y las voces de los pueblos originarios que son quienes más conocen de cómo estas medicinas nos equilibran y sanan.
Todos con una meta común: diseñar la mejor regulación posible para el uso responsable de la psilocibina, psilocina y hongos psilocibes en México.
Consideramos el caso único de México:
México es un país megadiverso, casa del 12% de la biodiversidad del mundo y el primero en flora y fauna psicoactiva.
México tiene un uso tradicional y ancestral de sustancias psicoactivas, plantas y hongos que ha perdurado a pesar de la colonización y la persecución histórica a estas prácticas. Para conservar esta invaluable tradición con gran respeto, traemos al centro a los pueblos indígenas y su conocimiento. La reciprocidad será el principio ético con la intención de restaurar las injusticias estructurales y compartir los beneficios a los que tienen derecho.
Es innovador pero ancestral: no podemos innovar sin escuchar la sabiduría ancestral. Se trata de hacer un puente que una a la biomedicina y la terapia moderna con la medicina, saberes y técnicas ancestrales. Es necesaria una revolución de pensamiento: un cambio radical de paradigma.
Este es el reto, uno que nos pide hacer una pausa. Antes de legalizar, descriminalizar o regular cualquier sustancia debemos reconocer que estas son tecnologías ancestrales que vienen a cambiar la consciencia. Debemos responder con igual profundidad.
Por lo tanto debemos promover la investigación científica mano a mano con la sabiduría milenaria de los pueblos originarios. El objetivo es dar vida a nuevas epistemologías que, más allá de dar respuesta a las preguntas, nos permitan hacer las correctas.
No puede haber un Renacimiento Psicodélico sin una Revolución de la Consciencia y de nuestra conexión con la vida: con la salud y bienestar de la gente y del planeta en el centro.
Fuente: El Heraldo de México
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