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Niñas en las TIC y la brecha digital y educativa

El próximo 22 de abril, la UIT, organismo especializado de las Naciones Unidas para las tecnologías de la información y la comunicación, conmemora el Día Internacional de las Niñas en las TIC. Y este 2021, el tema es: “Niñas Conectadas que Crean Futuros Brillantes”. Recordemos que las TIC son un habilitador para acceder a oportunidades de educación, prosperidad, salud, acceso a la información y el conocimiento. El panorama es realmente alentador si se considera que en los últimos años, se han realizado grandes esfuerzos para la participación de miles de niñas en STEM - ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas por sus siglas en inglés.


A pesar de los avances, la pandemia no ha hecho más que acentuar la brecha digital de género y educativa. En marzo de 2020, la UNESCO reportó que al menos 290 millones de estudiantes en el mundo vieron su educación interrumpida y que en abril de 2020, 194 países cerraron escuelas, afectando al 91% de sus estudiantes.


En México y en el mundo, millones de niñas y jóvenes han tenido que dejar las clases o recurrir a educación a distancia. Si bien se han implementado programas de educación remota, ya sea por televisión o en línea, nos hemos olvidado de las miles de familias que no cuentan con una televisión y mucho menos con una computadora y acceso a internet. Las desigualdades de ingreso, restricciones de conectividad, y división entre zonas rurales y urbanas siguen conformando los principales retos.


Es vital que los esfuerzos de la Secretaría de Educación Pública se centren en encontrar alternativas para procurar la educación de millones de niños y niñas en nuestro país. Para lo anterior, es esencial utilizar un enfoque de género, ya que las niñas han sido afectadas por esta pandemia de forma distinta a los niños. Tristemente, el Fondo Malala, estima que derivado de la pandemia, 20 millones de niñas en países en desarrollo podrían nunca regresar a clases.


Las disrupciones educativas en la pandemia pueden traer consecuencias graves, tan solo la falta de tres meses de clases puede repercutir en la pérdida de 1.5 años de educación más adelante. Aún no contamos con información que dé cuenta del número de niñas y jóvenes mexicanas que abandonaron sus estudios para ayudar a la economía familiar o a cuidados domésticos durante esta pandemia.


La equidad de género aplicada al ámbito digital y educativo no es sólo un tema de justicia social, sino de eficiencia y competitividad. Los países que de aquí a 2030 quieran mantener un ritmo de crecimiento económico sólido y constante, además de crear la cantidad y calidad de empleos necesarios, deberán apostar por la educación, capacitación e inclusión de las mujeres en el mercado laboral. Cuando invertimos en las mujeres y niñas, estamos invirtiendo en las personas que invierten en todos los demás, se genera un efecto multiplicador del bienestar social.


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