top of page

Un Camino hacia la Reconciliación y la Sanación

En conjunto, podemos tejer un futuro donde el respeto, la comprensión y la sanación sean las piedras angulares de nuestra sociedad


En medio de todos los cambios y los desafíos cotidianos que caracterizan nuestra era, nos encontramos frente a dos problemas profundamente arraigados y entrelazados: la crisis de salud mental y la necesidad de reconocer los derechos y sabiduría de nuestros pueblos originarios.


Estos problemas son síntomas de una sociedad que ha perdido su conexión con las raíces que la sustentan. Sin embargo, en medio de la complejidad de la vida moderna, aún hay esperanza. Hace unos días presenté dos reformas cruciales y necesarias: la despenalización de los hongos psilocibes y la psilocibina, y la implementación efectiva de la consulta previa.


La despenalización de los hongos psilocibes representa un cambio de paradigma y un paso necesario hacia un enfoque más comprensivo de la salud mental. En una época en la que el sistema de salud tradicional está saturado y las terapias convencionales a menudo no son suficientes, los hongos psilocibes ofrecen una vía alternativa, una ventana a la sanación profunda.


A través de compuestos como la psilocibina, la psilocina y los hongos psilocibes, no sólo estaríamos tratando los síntomas, sino que abordaríamos la raíz de algunos trastornos mentales como la depresión, que es la segunda causa de discapacidad a nivel mundial y la primera en México, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).


Esta despenalización no es sólo una cuestión de liberar el acceso a una sustancia, sino un reconocimiento de la capacidad innata del ser humano para sanar y conectarse con dimensiones más profundas de su existencia.


Por otro lado, la consulta previa es un paso ético y moral esencial. Representa un camino hacia la restauración de la dignidad y los derechos de nuestros pueblos originarios. En un mundo donde sus voces han sido ignoradas y sus conocimientos ancestrales juzgados, la consulta previa es un acto de justicia. Permitir que participen activamente en las decisiones que afectan sus tierras, sus vidas y sus futuras generaciones es reconocer finalmente la deuda que tenemos con ellos. Más que una reforma legal, es un reconocimiento de su papel fundamental en la construcción de nuestra identidad nacional y un paso hacia la reparación de siglos de injusticia.


Estas dos reformas no son sólo cambios en la ley; son una declaración de nuestros principios. Reconocen la responsabilidad colectiva que tenemos hacia nuestro bienestar mental y hacia aquellos que han sido guardianes de conocimientos ancestrales que pueden guiarnos hacia un futuro más balanceado y sostenible.


Despenalizar los hongos psilocibes y llevar a cabo consultas previas efectivas son pasos hacia la reconciliación, la sanación y la construcción de un mundo donde cada voz importa y donde honramos nuestros orígenes como humanidad. Es un llamado a la acción que no podemos permitirnos ignorar. En conjunto, podemos tejer un futuro donde el respeto, la comprensión y la sanación sean las piedras angulares de nuestra sociedad.


Fuente: El Heraldo de México




bottom of page